viernes, 8 de febrero de 2013

FANTASMA GOZÓN


DEL FANTASMA DE GOZAR COMO LOS OTROS:

De la lógica previa -del primitivo poblador-  a la ley del incesto..

 por:
Margarita MOSQUERA ZAPATA

“La amalgama entre género y sexo. A veces presente (culturas africanas), imagina que la supresión de órganos sexuales que evocan el sexo opuesto otorgarían una superioridad por un más de feminidad o de masculinidad.” 

En,
“La circuncisión, el mayor crimen contra la humanidad.”
Michel Hervé Navoiseau-Bertaux
Investigador independiente en psicoanálisis


Ante el desconocimiento en hombres y mujeres de la presencia de “prepucio y  pene” versus “clítoris y vagina”, dadas las imposiciones morales gestadas por las sociedades basadas en fantasmas producto de creencias religiosas, ignorancia, violencia, etc., los varones se hacen a un fantasma de gozar menos que las mujeres en las cosas del amor y querer por lo tanto “ser como ellas”, o viceversa, las mujeres se hacen a un fantasma de que ellos gozan más justamente porque tienen pene, es decir lo que a ellas les falta, ellas quieren entonces gozar más, “ser como ellos” (fait l’homme). La sociedad misma está inmersa en estos fantasmas, lo que dice que está generalizado.
Tratemos de analizar las implicaciones, teóricas, clínicas, históricas, políticas y sociales, que surgen de este fantasma.

Teóricas


Querer “ser como el otro” del frente, como el vecino, es un fenómeno de identificación que proviene, a la manera de Jacques Lacan dar cuenta de lo inconsciente, del estadio del espejo.

El estadio del espejo es un momento crucial en la vida de todo ser humano. Acaece más probablemente hacia los dos años de edad cuando el pequeño o la niña, logran reconocer mediante una operación lógica compleja, su imagen como siendo suya, en el espejo.

Veamos las dificultades y las operaciones que, no obstante rebasar al pequeño, él produce en ese momento: El niño “ama” al otro, a los otros, los ve bellos, ve a los otros, no se incluye entre ellos, no se sabe a sí mismo como uno más de entre ellos. Este fenómeno de no saberse como otro más entre los otros se da porque justamente, el niño tampoco sabe de su cuerpo el que, poco a poco, desde antes del nacimiento va descubriendo a la vez que dibujándolo y representándoselo. Es lo que será luego, la imagen inconciente del cuerpo (Françoise Dolto).

Esta representación en la imagen inconsciente del cuerpo (que finalmente es una memoria, memoria inaccesible-aunque no por inaccesible imposible de ser articulada-, memoria inconsciente en fin), no se realiza sino por el acto de la experiencia, es un hecho de palabras entonces, una articulación en la palabra de la memoria inaccesible a su paso por lo inconsciente. A la vez que el niño va descubriendo partes de su cuerpo, y va nombrándolas, también va haciendo, dibujando su cuerpo en la memoria inaccesible, en la memoria que es susceptible de pasar a lo inconsciente –no todo lo inconsciente es reprimido, no todo lo reprimido es inconsciente.

MECANISMOS DE DEFENSA: Escribo entre comillas este “ama” porque tendríamos que hablar en otra oportunidad, de las patologías que hay al respecto. Pero por lo pronto diré que si el niño no es amado, obviamente tampoco puede amar. Y no es en sí por el amor mismo que, si bien es importante, sólo es una herramienta más en la crianza de los niños, sino porque un niño mal-tratado, aprende a abandonar, denegar y rechazar las partes de su cuerpo implicadas en el mal-trato.

Este aprendizaje en mal-estar, en mal-trato, impide que el niño haga representaciones inconscientes de esas mismas partes del cuerpo. La representación que el niño se hace del cuerpo, tiene que ver con los mecanismos de abandono (forclusión), denegación y rechazo (represión).

Si el niño ha abandonado (forclusión) una parte de su cuerpo, si la ha denegado o rechazado, no hará uso adecuado de esa parte del cuerpo, o no hará uso en lo absoluto, en el caso del mecanismo de abandono, de esa parte del cuerpo.

La experiencia del espejo: llega un día finalmente, luego de haber conocido en mucho orden, pues la naturaleza lleva un proceso único; boca, las heces, (y entre estos tiempos oral y anal: manos, cara con sus partes, brazos, piernas y pies, etc…, todo aquello que la madre y sus parientes mayores le han nombrado, el pequeño, niño o niña, descubre el contorno y su cuerpo como una totalidad, ya no como partes de una totalidad, en suma, su imagen. Reconoce su imagen en el espejo.

Operación: es una operación lógica que emerge generalmente, cuando el niño estando en brazos de algún adulto, está frente al espejo. La operación es como si se dijese:
-          aquel que veo en frente en el espejo, es mi tío (suponiendo que un tío tiene al pequeño 
       cargado, frente al espejo), 
-          y ese otro que está en los brazos de mi tío, ¿quién es?
-          Si ese es mi tío y él me carga a mí, entonces ¿acaso ese otro que está en brazos de mi tío,
       soy yo?
-          ¿cómo confirmar tal conclusión?

Es cuando el niño por primera vez, SUPONE un saber por fuera de él mismo y lo encarna en un –otro-. Y es de donde resultará lo que en psicoanálisis llamamos, Sujeto-Supuesto-Saber, tema del que en otra oportunidad hablaremos.

-          Gira hacia su tío como preguntando, ¿es verdad lo que he concluido?
En ocasiones y en el mejor de los casos, el pequeño hallará confirmación en la palabra, cuando el adulto en cuestión está avisado del fenómeno, o por lo menos en la mirada, marca suficiente y de la que tendremos que hablar en otra oportunidad, la mirada y el espejo, por el momento tengamos en cuenta esta referencia de Lacan: “Esta mirada del otro, debemos concebirla como interiorizándose por un signo. Es suficiente. Ein einziger Zug. No es necesario todo un campo de organización, una introyección masiva. Este punto I del rasgo único —un signo de asentimiento puede operar—, se regula, en la continuación del juego del espejo, está allí en algún lugar. Es suficiente que el sujeto vaya a coincidir allí en su relación con el otro para que este pequeño signo, este einziger Zug, esté a su disposición.” Lacan. Clase 25, seminario 8, 7 junio 1961.
-          De esto se sigue un jolgorio. Ser como ese otro “amado”, ¡es increíble! ¡qué felicidad!
-          y una pregunta inmediata, ¿soy niño o niña?, ¿lo tengo o no lo tengo?, ¿tengo pene o vagina?
-          Y una respuesta inmediata que da tristeza, pues hay en ese momento, una pérdida. La pérdida de un ideal gestado en no saber de sí. Ese ideal llevaba al pequeño a concebirse de mil maneras; una ave, un animal doméstico, una planta, una muñeca, un juguete, un dibujo animado de la televisión, niño o niña incluso. 
Estoy hablando sobre esta operación, en el ideal de lo que la teoría ha encontrado. Obviamente no es tan claro para el niño en su momento, quien aún no tiene palabras suficientes para decirlo, pero si es tan claro para los analizantes cuando llegado el momento, descubren, se redescubren en este fenómeno vivido, y lo reescriben con palabras nuevas.

Las operaciones lógicas que allí se dan son:

-          Disyunción, o-o = Λ, soy esto o aquello.
-          Inclusión = ν, estoy incluido en el conjunto de esos otros a los que amo y que me parecen tan bonitos, soy como ellos.
-          Relaciones de Proporción:
o   < = mayor qué. Mi tío es más grande que yo, yo soy el más pequeño que aparece ahí en la imagen. 
o   < = mi tío es más grande que yo.
-          y-y: hay grandes y pequeños.  Yo soy grande, con relación a otros que son más pequeños que yo, y yo soy pequeño en relación con otros que soy más grandes que yo.
-          ni-ni: ni soy un animal, ni soy un granuja como me gritó la otra vez mi hermana, soy un niño, o soy una niña; un humano.
-          No-todos: no todos los otros, no obstante, son como yo, algunos tienen tales o tales características, yo tengo otras. Etc.

Y quien pudiera creerlo, en un segundo, el pequeño hace todas estas operaciones lógicas sin las cuales, sería imposible confirmar que él es uno como los otros, como aquellos a los que él “ama”.

Esta manera de procesar la información por parte de lo inconsciente es única, es de una inteligencia que nosotros los humanos no hemos alcanzado aún a descubrir ni a manifestar plenamente. De ahí que también hayamos caído como el niño suponiendo un saber en un –otro-, en suponer que hay un sujeto que sabe, un –Otro- portador de un Saber. Y caer también por derivación en suponer lo inconsciente como un sujeto. Un Sujeto Supuesto, al Saber y un Saber Supuesto a un Sujeto, es una operación muy compleja que lleva todo el tiempo del análisis personal en cada uno, para su vaciamiento y quedar, lo inconsciente, como un Saber Sin Sujeto, que se manifiesta a través de alguien que se a-sujetiza, esto es,  cuando nos concebimos como sujetos del lenguaje, sobretodo de la-lengua, al estilo lacaniano y que de esta forma Lacan, intenta decir, intenta dar cuenta, del modo de expresión de lo inconsciente. Ya trabajaremos más sobre estos temas.

Un problema queda aún, por presentar, y es que el niño se concibe a sí mismo, distinto de cómo se ve en ese momento en el espejo. En el espejo, el niño ve a un –otro- que es como los otros. Y él IMAGINA a los otros, potentes, sabios, felices, sin problemas, etc. En realidad en su fuero interno, no es como los otros, pero lo es. Paradójicas de la lógica y del lenguaje. Se identifica a ese otro imaginario de él mismo, al que ve en el espejo, se identifica con su imagen de sí mismo en el espejo y,… ¡oh! Problema pues, las cosas no le siguen resultando tan bien como antes. Comienzan los Deberías: Debería…, como fulanito quien obtuvo un 10 en matemáticas en el colegio, pues soy como los otros. Y comienzan las comparaciones y las decepciones. Decepciones porque cuando se encuentra con el fulanito a quien le supone tiene todo lo que a él le falta, y se lo encuentra realmente de frente y no en su imaginación, al fulanito del frente también le falta, si sacó un 10 en matemáticas fue porque o estudió muchísimo o porque hizo trampa, o por alguna otra causa. Los logros son producto del trabajo en las cosas que nos gustan.

Pasan muchos otros momentos después de esto, sigue el complejo de Edipo y su resolución del que tendremos que hablar en otro momento, las operaciones lógicas mencionadas antes, toman nuevos materiales, y lo inconsciente en el niño sigue trabajando. El sujeto de lo inconsciente sigue reconstituyéndose y el analizante, reescribiendo su historia.

Clínica psicoanalítica: Le llega a nuestro niño ya crecido, el momento del deseo, el momento del encuentro con los otros en los asuntos del amor. El amor, que siempre hemos puesto en este escrito entre comillas, pues está capturado en su expresión por los impases que se dan en estas operaciones lógicas. Aparece pues el fantasma, que si pesquisamos en la infancia viene desde los años menores, de “ser como una mujer” en los varones, o, de “ser como un hombre” en las niñas. Pues el otro del frente, goza más siempre, o tiene más, siempre, o sufre menos, siempre. En este fantasma, hay un total desconocimiento en hombres y mujeres: de la vagina vrs prepucio, y pene vrs clítoris. Y este desconocimiento proviene ya sea de la ignorancia por abandono, denegación o rechazo, en suma por represión, represión vinculada a algún momento de la historia del pequeño, en el que, cuando estaba justamente descubriendo su sensualidad y su sexualidad, fue impelido a rechazar de sí (abandonar, denegar, rechazar) ese nuevo descubrimiento de sí mismo. Cuando los analizantes redescubren, si lo alcanzan dada la represión que la sociedad en general impone, este goce asociado al prepucio y al clítoris, pueden gozar como los otros, pues, no son distintos a los otros y tienen las mismas herramientas: inteligencia, sexo, potencialidades, que los otros.

Históricamente, el repudio a la sexualidad, sus características y componentes, se ha expresado de distintas formas, entre ellas, las más graves y hasta hoy en día, la circuncisión, la excisión, los castigos amenazantes de castración y muerte, además del peligro en que las madres saben que los niños pueden encontrarse por su ignorancia de la realidad de lo que en la civilización humana, se juega realmente aún, hoy, en pleno siglo XXI.

Pudiéramos decir que el tema de la sexualidad ha sido tierra de nadie y donde todo el mundo mete la mano sea para decir pavadas, o para apoderarse como del agua, --elemento natural como el sol y del que todos somos dueños--, los procesadores de la misma. --No faltará quien embotelle calor del sol para los momentos de frio invierno y lo venda, y lo peor es que no dejará de haber quien lo compre.—
Esto de apoderarse es el gran problema, pues las ganas de poder sobre los otros, tiene todas las caras más ruinosas e infames del cosmos.

Se lo han apropiado sobre todo, los emperadores faraónicos en primera instancia, antiguo Egipto, quienes dictaminando características propias de los hijos de los dioses, se hacían nombrar como dioses mismos. Y estas características tenían que ver con la ascendencia y descendencia, y con las miles de supersticiones que sus creencias les permitían invocar. Luego en Grecia, ya sabemos que, aunque se mantenía a límite la homosexualidad que era moneda corriente, las mujeres tuvieron que hacer su propia guerra según cuenta la tragedia, para obtener de los hombres, a la guerra un no, pero también protección, compañía y hasta sexualidad satisfactoria. Más adelante, fueron las religiones quienes aprovechándose de la ignorancia general en los pueblos, dado que el estudio ha sido y sigue estando en manos de privilegiados, se adueñaron de la sexualidad, era pecaminosa, comienza el periodo victoriano, y enseguida pues, no hay sino que leer a Foucault.

Políticas: entre los derechos humanos, se encuentra hoy por hoy, por ejemplo, en Francia, el debate sobre los derechos del niño que queda confundido con el derecho al niño. En el marco de permitir el matrimonio entre homosexuales, no se ha hecho la pregunta de los efectos que en los niños criados por parejas homosexuales, puede tener en su desarrollo, sino que, la cuestión se dilucida en “derecho al niño” como a un fetiche, por lo que, debaten en Francia, si dar permiso o no a que las parejas usen úteros alquilados, generalmente de las regiones más pobres, para parir sus propios hijos. Habiendo tanto niños desamparado, no se establece una ley que imponga a quien abandona un hijo, sea el padre o la madre, alguna pena. Ni a quien humilla a un consorte, sea hombre o mujer, alguna pena. Es decir, en la historia de la humanidad, no se ha reglamentado, lo más íntimo, las relaciones que se establecen entre los humanos, en las cosas del amor. Ese es un terreno de nadie, tomado por las religiones y otros grupos no menos ostentosos de poder.

Respecto de la ley del Incesto, tan conocida por todos, y presente en las cartas de la ley de los países, poco y nada se cumple. Encontramos niñas y niños violados por sus familiares, encontramos jovencitas usadas sexualmente por sus hermanos, cuando no por sus padres y madres.

Conclusión: Somos extraños seres humanos.


-          Lo inconsciente es ético. Es un lugar donde está escrita la memoria de todas nuestras historias, tanto a nivel filogenético como ontogenético. Esta escritura se comporta como lo hace la escritura de un lenguaje, digamos que tiene normas sintácticas, gramaticales, ortográficas y demás. Cuando estas normas no se cumplen, el mecanismo de lo inconsciente queda obstaculizado en su trabajo natural e insiste en hacerse saber. Es cuando genera un síntoma que es justamente, tal insistencia de saber. Como quien dice, corrija este asunto que no entiendo, y que obstaculiza mi trabajar entonces.
-          Los seres humanos hemos de ponernos a la tarea de estudiar por nosotros mismos, indagar, y reunirnos para tal estudio, como se hacía en la edad media, dado que, las instituciones educativas gestan cada vez más, un individuo para el comercio, para esclavizarlo en las fábricas de las multinacionales sin garantizar la vida humana.
-          Nuestra política ha de ser entonces, hacer conciente lo inconciente, ordenar la tarea que nos solicita a través de nuestros síntomas, que no son otra cosa que nuestros sufrimientos de la vida diaria, indagar, y ajustarnos cuentas, a nosotros mismos, en aras de un mundo donde la vida sea más posible vivirla, y donde la edad en la que las fábricas de las multinacionales no te requieren ---porque ya sabes demasiado, tu salario nos sale muy costoso, y tu cantidad de trabajo no logra ser ya el de un esclavo---, no sea el límite para la vida, es decir, la edad de la jubilación que ahora, no por ley sino en realidad, es de los 35 años, en estos países del sagrado corazón.
-          La lógica que ocupa nuestro tema principal, el fantasma de gozar como los otros, es propia del primitivo poblador y previa al descubrimiento de la ley del incesto.
-          La ley del incesto es producto de la renuncia al canibalismo, al parricidio y al incesto mismo.
-          La ley del incesto como nos lo enseñó Levi-Strauss, es la única ley que pertenece tanto a la naturaleza como a la cultura. Ley que debe cumplirse absoluta y obligatoriamente. Las demás leyes, todas creadas por el hombre, son producto del deseo del hombre de proteger la vida a través del pacto social reglamentando hasta donde es posible, nuestras relaciones fundamentales: las de parentesco.


Bibliografía.
Michel Hervé Navoiseau-Bertaux, diferentes textos de este autor
Jacques Lacan: obras completas.
Sigmund Freud: obras completas.
Françoise Dolto: obras completas.
Michel Foucault: historia de la sexualidad.

En su asirse de su propia hechura.
dado que el deseo insiste en hacerse saber,
queda invitad@
_______________________
Margarita MOSQUERA ZAPATA
Psicoanalista
Tel: 2817046 // 3168255369
Itagüí, Antioquia, Colombia
http://analiz-arte.blogspot.com/
http://psy-hospital.blogspot.com/

jueves, 7 de febrero de 2013

MUTILACIÓN SEXUAL DEL PSICOANÁLISIS







Michel Hervé Navoiseau-Bertaux



PSICOANÁLISIS DE LAS MUTILACIONES SEXUALES,
MUTILACIÓN SEXUAL DEL PSICOANÁLISIS,

(Freud entre Sófocles, Abraham y Alice Miller)




                                                                 “… no solamente no nos pertenece el cuerpo del niño,
                                                                                  sino que su sexo, mucho menos.” Françoise Dolto[1] 

Introducción


            Los dos grandes descubrimientos de Freud: la sexualidad infantil y el mecanismo de lo inconsciente, son corolarios uno del otro, dado que lo inconsciente se desprende de la represión de la primera. Ahora bien, las mutilaciones sexuales son la cima de esta represión. El psicoanálisis debería entonces aportar un saber esencial para comprenderlas y condenarlas. Ellas son, a pesar de ello, un verdadero desafío para el psicoanálisis. En efecto, el traumatismo de su propia circuncisión, provocó muchos errores clínicos y teóricos de Freud. Las mutilaciones sexuales ilustran, muy particularmente, la demostración de Alice Miller del traumatismo como un factor mayor de psicopatología.


I. El cuatro clínico: 

psicoanálisis de las mutilaciones sexuales


1) Introducción: la represión de la auto-sexualidad por las amenazas de castración.

            La represión de la sexualidad infantil: la auto-sexualidad, es practicada bajo una u otra forma, en todas las sociedades humanas, en diversos grados, para dominar a la juventud y evitar el incesto. Acaeciendo antes de los celos hacia el padre del mismo sexo, esta represión es la causa primera de la represión inconsciente y, en consecuencia, del fracaso del complejo de Edipo. Freud la llama “el complejo nuclear de las neurosis”[2]. Ahora bien, la represión es tanto más intensa en cuanto la coacción parental se acompaña de violencia o de amenazas de violencias, y la clínica psicoanalítica regularmente constata los daños provocados por la violencia erigida en sistema de educación. Sobre todo si esta violencia, ejercida a nombre de la tradicional mentira: “Es por tu bien.”, concierne al sexo. La violencia es y ha sido, durante generaciones, la base de los sistemas educativos de la humanidad, tanto que las psiconeurosis son entre las enfermedades, las más corrientes. Quedando en la cima de esta violencia, las mutilaciones sexuales deben ser condenadas por todos los que quieren evitar convertir al niño en neurótico, perverso o psicótico. Freud fue uno de los primeros en la historia, en condenar las mutilaciones sexuales:

“... los niños pequeños escuchan decir que a los niños Judíos les han cortado algo en el pene” –un pedazo del pene, piensan ellos– lo que les da derecho para despreciar a los Judíos.”[3]

“... la angustia de castración es uno de los motores más frecuentes y fuertes de la represión y por lo mismo, de la formación de neurosis. Los análisis de casos en los que no fue la castración sino la circuncisión, la que fue practicada en los niños como terapia o como castigo al onanismo (lo que no fue [4]

Combatiendo un tabú, se pone los guantes. Su condenación es indirecta, parece no apuntar sino ¡a los anglo-sajones! Su afirmación de que la circuncisión es una amenaza de castración no será sino discretamente sugerida en una nota al pie de página, en una obra póstuma[5], escrita en el exilio en Londres después de la subida del nazismo. Ni siquiera dice que la circuncisión es una castración comprobada, la del órgano masculino de la auto-sexualidad. Al establecer un paralelo entre la circuncisión y los efectos clínicos devastadores de las amenazas verbales de castración, prevalecientes en la sociedad cristiana europea, escribe:

“(1)… Una muy antigua costumbre, la circuncisión, otro sustituto simbólico de la castración, ‘no puede ser considerada sino como la sumisión a la voluntad paterna...”,

Puesto que toda la familia y no el niño, se somete no al padre sino al abuelo y al grupo societal tiránico, esta inexactitud da testimonio del profundo traumatismo de Freud debido a su propia circuncisión. Alice Miller afirma que el traumatismo provoca la parálisis, parcial en este caso, del pensamiento. ¡En efecto! Una amenaza de castración, sea verbal o física, tiene un efecto particularmente traumatizante cuando es ejercida por la colectividad, es una herramienta muy eficaz para someter, a través del terror, el niño y el adulto. Las mutilaciones sexuales son una castración parcial y una amenaza de castración total. E incluso en las culturas que no practican la excisión, la circuncisión es indirectamente, una amenaza de excisión para las niñas y entonces, una gran causa de daño psicológico también para ellas.

2) Testimonios psicoanalíticos

            No podemos citar en este breve balance, los pensamientos sobre las mutilaciones sexuales de Bettelheim, Groddeck, Roheim, Lewinter, Dolto, Leboyer, Kristeva, Miller, Nathan, Tractenberg y tantos otros. Reunirlos con los de Freud casi constituiría una teoría psicoanalítica de las mutilaciones sexuales.
            No obstante, el inventor de la sexualidad infantil predicaba sobre todo para los otros; sus creencias en materia de biología sexual, dan testimonio de la ignorancia común en los circuncisos:

“En efecto, en suma el hombre no tiene sino una zona sexual predominante, un órgano sexual, mientras que la mujer posee dos: la vagina –propiamente femenina– y el clítoris, análogo al miembro masculino”[6]


¡Como si el prepucio no existiera en absoluta simetría funcional con el clítoris! Quien no tiene prepucio no puede adivinar su valor de segundo órgano sexual del hombre, una práctica mini vagina de bolsillo. Por otra parte, es siempre con el mismo desprecio de los órganos de la auto-sexualidad, el tabú de los tabúes, que Freud escribe:

“… el prototipo del órgano inferior, es el pequeño pene real de la mujer, el clítoris.”[7]


            En un capítulo autobiográfico en que no habla ni una sola vez de circuncisión, pero que abunda en referencias inconscientes respecto de la misma, el psiquiatra Claude Olievenstein nos provee también, un magnífico ejemplo.

“La parano de los adultos comienza, me parece, muy temprano en su infancia, muy cerca de la salida del útero materno.”[8]


– ¡ocho días más tarde, efectivamente!


II – Práctica y teoría: mutilación sexual del psicoanálisis


1) Práctica

            Freud cometió un grave error en el análisis de su paciente más famoso: el Hombre-Lobo. El día en que el muchacho jugó con su pene delante de su amada nodriza, ésta lo regañó; “A los niños que hacen eso, se les hace una herida en ese lugar.” Se trata de una predicción malévola. Formulada en tono severo, es una amenaza de pérdida del amor, y de exclusión. Pero Freud lo interpreta como una amenaza de castración. Esta proyección del propio traumatismo de la circuncisión de Freud tuvo una incidencia negativa en el análisis del paciente.

2) Teorías etnológicas

            En sus dos teorías antropológicas complementarias sobre la circuncisión, fechadas de 1916 y 1936, Freud se muestra torpe y tímido.
            Su teoría de 1916, reafirmada en 1933, es apologética de la circuncisión: él la presenta como un progreso con relación a la castración, sin prueba de que la castración existiera antes:

“No me parece dudoso que la circuncisión…. Es un equivalente de la castración y que viene a ‘relevarla.”[9]


            Es muy probable que en la antigüedad, la circuncisión, la castración y los sacrificios humanos existieran, junto o separadamente, según las sociedades. Sólo la desaparición de uno o del conjunto de estos actos de barbarie, constituye un progreso.

            Ocurre lo mismo en su teoría de 1936:

“... cualquiera que adoptara éste símbolo, ponía de manifiesto que estaba dispuesto a someterse a la voluntad del padre...”[10]


Freud oculta la atroz sumisión forzada por una tortura mutiladora detrás de la idea insensata de una sumisión voluntariamente aceptada, que no puede concernir sino a la relación entre el padre y el abuelo. Se debilita la condenación de 1909.
            Por fin, una teoría psico-sociológica de las mutilaciones sexuales infantiles en los primitivos de sociedades polígamas y que Freud hubiera debido formular, es la de la prevención del incesto con los dos padres, a través de la amenaza de castración  (muchachos) o de muerte (muchachos y chicas).

3) La desnaturalización del Edipo de Sófocles

            El principal prejuicio cultural provocado por la circuncisión en la teoría freudiana, reside en una teoría del complejo de Edipo que deforma el Edipo de Sófocles. Roheim fue el primero en señalar el hecho de que los rituales de separación primitivos son una tentativa de evitar la confrontación del individuo con el complejo de Edipo:

“.. la superabundancia de rituales que tratan este tema (la oralidad) es un camuflaje del complejo de Edipo.”[11]


Ahora bien, Freud interpreta la ceguera de Edipo como una castración:

“La castración, y la ceguera que se sustituye a ésta, son el castigo...”[12]


Es erróneo; el castigo de Edipo fue el haber sido prometido a la muerte por abandono en la naturaleza. La ceguera fue un auto-castigo ejercido no por el padre sino por Edipo mismo. Simboliza (un ojo para papá, un ojo para mamá) su ignorancia cuando mató a su padre y desposó a su madre, y no una auto-castración. El hecho de que Freud haya transformado esta metáfora en un asunto de castración es el colmo de… su propia ceguera, resultante de la angustia de castración de un circunciso. De este modo Freud desnaturalizó el Edipo de Sófocles a causa de su propio traumatismo de la circuncisión.
            La consecuencia de este prejuicio cultural es un grave error teórico que falsea la teoría y la práctica psicoanalítica: Freud substituye a los fantasmas corrientes de castración, el concepto de un “complejo de castración” inexistente, que él vincula estrechamente con el complejo de Edipo. La circuncisión siendo desconocida en Grecia, Sófocles, mucho tiempo antes que Freud, nos habla de lo inconsciente refiriéndose a la amenaza de muerte, lo que es el fantasma inconsciente corriente, y ciertamente no la castración. Freud proyectó en el mito helénico la idea muy judaica de un castigo a través de la castración.
            Para quienes no hayan sido traumatizados por una mutilación sexual en la edad de los impulsos sexuales hacia el padre del mismo sexo y de los celos hacia el otro padre, la amenaza imaginada por el niño, frente a la pareja parental, no es de castración sino de muerte. Freud formuló justamente esto para las niñas pero no para los muchachos.
            En las culturas que practican la circuncisión, el complejo de Edipo (momento de la integración en la sociedad) corre un gran riesgo de ser falseado. Una amenaza real de castración viene a sustituir el terror imaginario de la muerte que resulta del deseo inconsciente de matar al padre del mismo sexo. Pero la buena resolución del Edipo no puede resultar de una acometida (o de una amenaza de acometida) física perpetrada por el prójimo. Por el contrario la valoración positiva o negativa, de cualquier parte del cuerpo realizada por una violencia real o verbal del grupo social, constituye una inaceptable injerencia en el desarrollo del individuo y de la vida familiar, fuente de psicopatología de masa.
            Los circuncisos, o los que han sufrido amenazas de castración, pueden encontrar una escapatoria, creer en una atenuación en su favor de la Ley universal. Nada como una circuncisión o una amenaza de castración para pervertir a un niño. Dudar de los actos de sus genitores le es difícil. Es naturalmente conducido a jactarse, con una gran riqueza de argumentos, de sus beneficios como de sus fechorías, incluidas aquellas contra sí mismo. Convertido en adulto, aquello que parece que siempre ha existido también le parece natural, y lo reproducirá.
            Además, el circunciso corre el riesgo de hacer de su enfermedad un pretexto irrisible. Una castración parcial le aporta el alivio de un signo de “identificación” poniéndolo no solamente por encima de las mujeres y de los niños sino también por encima del común de los mortales. Como si fuera suficiente una mutilación para ¡dejar (o no dejar) la infancia! No es tanto que los otros hombres, los “extranjeros”, son íntimamente considerados como excluidos, despreciables, sucios e intocables so pena de contaminación (sería impensable casarlos con su hija o su hermana), es sobre todo que la circuncisión marca la pertenencia a una comunidad violenta – y entonces supuesta poderosa. Pretendidamente tranquiliza más que los documentos de identidad, de este modo un signo particular se convierte en paradigma del narcisismo de grupos que se excluyen de la comunidad universal así discriminada. Ese rasgo de identificación ubica definitivamente a sus detentores, en una casta: la de los “elegidos”, que puede creer que todo le es permitido (excisión, matrimonio forzado, lapidación… etc.) o que todo le es debido (la “tierra prometida”). Es entonces una técnica perversa de alistamiento del individuo, perpetrada por una acción violenta sobre lo inconsciente y las potentes motivaciones del mundo de los afectos. Técnica que refuerza la división del mundo en grupos rivales librándose a guerras sin ahorro de esfuerzos.


Conclusión


            La circastración es el grillete del psicoanálisis que prohíbe a los mensajes de Freud y de Roheim, ser escuchados. Roheim mismo no pudo sacar la consecuencia de su magistral observación sobre las mutilaciones sexuales como susceptibles de causar el fracaso del Edipo, a saber: que la “castración” (de la mujer) no es un concepto que funcione. El psicoanálisis aporta no obstante una etiología, una prevención y un tratamiento de las enfermedades mentales. Permite estigmatizar las mutilaciones sexuales como la expresión de la pulsión de dominación a través de los fantasmas sádicos y de pedofobias. Esta pulsión es fuertemente reforzada por la denegación de la realidad de la pérdida y entonces del crimen. A condición que sus fallas, debidas precisamente a la mutilación sexual de su fundador, sean superadas, lo que supone una restauración profunda; el psicoanálisis aporta a la humanidad, mucho más que las barreras de la ética o de la ley para combatir las mutilaciones sexuales: primero un método de decodificación de lo inconsciente que permite reencontrar, en cada caso individual, el encadenamiento previo a la curación, de las circunstancias del traumatismo, en segundo lugar, la dinámica de una ética que concierne a la vez al desarrollo del niño y a la socio-política. La barbarie de las excisiones femenina y masculina emana de un desorden moral contagioso que empuja a los individuos e incluso a los pueblos no circuncisos, hacia el “orden moral”. Debe ser suprimida cuanto antes.


Artículos conexos:

- Mutilaciones sexuales y orden moral @ acacemia.edu (y, proximamente, en analizartei)
- Circumcision, a dangerous collective madness @ academia.edu (y,proximamente, en analizarte)


Sigismond (Michel Hervé Navoiseau-Bertaux) – oldsigismund@hotmail.com
Investigador independiente en psicoanálisis, antiguo alumno del Departamento de psicoanálisis de la Universidad de Paris VIII, autor de “Las mutilaciones sexuales masculinas y femeninas, el mayor crimen contra la humanidad”, disponible de modo gratuito en academia.edu.


Este texto fue objeto de una conferencia dada el 4 de septiembre de 2008 en la universidad de Keele (RU), en el 10  simposio internacional de NOCIRC, organizado con NORM-UK y la Facultad de derecho de la universidad.
Está publicado en el sitio del Instituto europeo de psicoanálisis y trabajo social: psychassoc.com

Este texto ha sido traducido al español, por margarita mosquera zapata, psicoanalista, http://analiz-arte.blogspot.com/


[1] Los juegos sexuales de sus niños. Entrevista de Pierre Bénichou. Planning familial, octubre 1969 (3), 9.
[2] El hombre de las ratas. 1909. Paris: PUF; 1998. O.C., IX, 179, n., 2ª Ed.
[3]El pequeño Hans. 1909. Paris: PUF; 1993. O.C., X, p. 31, n. 1.
[4] Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. 1933. XIX. Paris: PUF; 1995. O.C., XIX: 170.
[5] Compendio del psicoanálisis. 1938. Paris : PUF ; 1978. 60-62
[6] Sobre la sexualidad femenina. 1931. Paris: PUF; 1995. O.C. XIX. 12, 2ª Ed.
[7] El fetichismo. 1927. p. 131.
[8] El hombre parano. Paris: Odile Jacob; 1992. p. 43.
[9]Lecciones de introducción al psicoanálisis. 1916-17. Paris: PUF; 2000. O.C., XIV, p. 170.
[10] El hombre Moisés y el monoteísmo. Paris: Gallimard; 1986. 223-24.
[11] Psicoanálisis y antropología. 1950. Paris: Gallimard; 1967. 192-93.
[12] Tótem y tabú. 1912. Paris: PUF; 1998. O.C., XI. 347.



Margarita MOSQUERA ZAPATA

Psicoanalista
Tel: 2817046 // 3168255369
Itagüí, Antioquia, Colombia
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sábado, 2 de febrero de 2013

El Feto y el Coito







Michel Hervé Navoiseau-Bertaux

El FETO Y EL COITO

 traducido por: Margarita Mosquera Zapata
 
 
            Así como la principal función del prepucio es la auto-sexualidad, igualmente si la naturaleza ha provisto a las mujeres de dos órganos sexuales, uno interno, orientado hacia la reproducción, el otro externo, destinado al puro placer, es justamente para autorizar a éste último durante el periodo en que el coito es un riesgo nefasto para el feto. Éste no debe ser per-turbado (père-turbé) en su sueño. Nada garantiza que el coito no sea susceptible de aterrorizar y traumatizar al feto. Ser despertado en su casa por una intrusión que puede ser experimentada como más o menos chocante y violenta, ser trastornado, preocupado por respiraciones fuertes y gritos, tener que interrogarse sin éxito sobre lo que ocurre, puede ser desagradable y mal vivido por algunos, una minoría, esperemos, pero en los que el traumatismo va a arruinar toda la existencia.

            Es por ello que el extravagante hara-kiri japonés transformaba el fracaso belicoso de los pretendidos valientes (curiosa valentía la de imponer a su medio ambiente la exhibición de un atroz espectáculo) como homenaje al recuerdo de los coitos parentales; en el último acto de su vida, el samurái se identifica con su genitora simulando en su propio vientre, una penetración violenta por el padre, realizando un fantasma Edípico invertido. Igualmente, el síndrome de Koro parece estar conectado con un trauma del periodo prenatal. Notemos que el corte del freno de la lengua en los niños, realiza una amenaza mucho más terrible que la de la circuncisión puesto que se dirige a la cabeza.

Feto ¡no molestar!

            El traumatismo provocado en el niño de corta edad, por la visión del coito parental (Freud, El Hombre-Lobo) es uno de los grandes descubrimientos del psicoanálisis, admitido ahora corrientemente. Este trauma explica gran número de enfermedades psíquicas o psicosomáticas. Parece, sin embargo, que se den muchas más de tales enfermedades que niños que de muy jóvenes  hubieron tenido ocasión de presenciar una escena de amor. La hipótesis más valedera es que la, o las escenas de amor que generan traumas no han sido vistas sino vividas en la edad fetal. Freud explica la constipación del Hombre-Lobo (su principal síntoma psicosomático) por el placer experimentado durante los lavados vividos ¿en un fantasma de segundo nacimiento? ¿Pero no encuentran una mejor explicación los espasmos que provoca esta constipación  en la necesidad de obstaculizar una sodomía fantasmática, temida por el niño (el Hombre-Lobo), que evoca inconscientemente la época en la que el padre operaba a tergo sobre la madre? Esta interpretación lanza un fulgor crudo sobre el fantasma del Hombre-Lobo durante la primera cita con Freud:

            "… va a tomarme por el trasero y a cagarse en mi cabeza."       

Y esto tanto más, cuando la asociación hecha por el paciente con el cuento del abuelo parece explicar el sueño por la intrusión del padre en la matriz. Recordemos que este cuento narra la historia de un sastre en su tienda. Un lobo salta por la ventana. El sastre le corta la cola y el lobo huye. Parece que el cuento de caperucita roja podría también ilustrar el sueño.
            Como el paranoico, el feto toma para él todo lo que ocurre alrededor de él. El comienzo del episodio paranoico del Hombre-Lobo en el momento mismo en que se ve excluido de la casa Freud, que se había tornado para él un abrigo casi-familiar, toma todo su sentido; no sólo el sustituto del padre lo perturba enviándolo a un médico que le opera torpemente de la nariz (pene) –lo que realiza dramáticamente la predicción de la herida de la doméstica– sino que simbólicamente le cierra el paso hacia la madre. La pequeña gota hace desbordar el vaso.
            El psicoanálisis reveló ya con certeza (véase, Françoise Dolto) que el niño sufre las repercusiones de accidentes tenidos por la madre embarazada. Después de la segunda guerra mundial, el cuerpo médico eliminó la tradicional prohibición del coito durante el embarazo. La multiplicación de las enfermedades psicosomáticas, particularmente el autismo y el asma, nos parece ser consecuencia directa de esta “liberación”, el porcentaje de población susceptible de convertirse en alérgica ha pasado del 10% en 1950 al  30% en 1990.
               Porque numerosas enfermedades psicosomáticas extraen sus características de las agresiones sufridas por el feto. La epilepsia es la más evidente puesto que imita el orgasmo hasta la introducción de la lengua en la tráquea. Las alergias se han convertido en moneda corriente. Halpern [1] cita un caso de shock anafiláctico al esperma en el cual, la sensibilización fue provocada in útero por contacto con el esperma del padre. El asma imita la respiración anhelante de los amantes. Los pruritos del eczema reproducen los frotes del acto sexual. El autismo parece oponerse al “egoísmo" inconsciente de los perturbadores del sueño fetal y los comportamientos auto-mutiladores de los autistas pueden ser una repetición de lo que sufrieron en la matriz. La anorexia-bulímica parece remedar, en una forma repetitiva, lo que ella sintió como "grandes bufes", seguidos de largas abstinencias. Se puede pensar que numerosos casos de prematuros se deben al hecho de que el niño hace lo necesario para alejarse de un lugar que se ha vuelto inhóspito. 
               Laurence Pernoud [2]  reconoce que no conocemos las consecuencias del coito sobre el feto. Algunos, como Françoise Dolto, defienden un efecto positivo del orgasmo, incluso de las hormonas del placer. No obstante, mientras no se demuestre científicamente la ausencia de efectos negativos, las mamás han de ser prudentes al contentarse con orgasmos clitorídeos, únicos comprendidos por el feto a tenor de su práctica personal. Si la madre es frígida en particular, el feto sufre el coito como ella, sin efecto positivo, incluso con efectos negativos. El feto es testigo obligado de la vida sexual de sus parientes, no tiene que ser la víctima de ellos. Durante el embarazo, los parientes prudentes se alegrarán de acompañarlo en su auto-sexualidad sin intentar enseñarle más. Porque son numerosos los que parecen percibir el coito como un desorden insoportable del que el individuo sufrirá toda su existencia.



[1] Alergias. Paris : M.A. éditions ; 1984.
[2] Pernoud L. Espero un niño.