martes, 16 de marzo de 2010

El deseo como ese real a inscribir en la palabra creadora: Amor y deseo.

El deseo como ese real a inscribir en la palabra creadora: Amor y deseo.


Desde el principio de los tiempos, un punto crucial a resolver, por parte del género humano, ha sido el cómo establecer formas de relacionarse, tal que, la convivencia entre los humanos, se torne armónica, teniendo en cuenta además, no sólo la satisfacción de las necesidades, sino y la constitución misma de la civilización.

“… Pero es tan notable que este aspecto de la naturaleza del hombre, es el que, más antes y más completamente, ha sido sometido a los efectos de la vida en sociedad. Un « trabajo » se efectúa allí, al mismo tiempo que en el cuerpo del que es indisociable. Lo sexual y lo corporal constituyen a la vez los objetos y los medios; son producidos socialmente y, vienen de operadores sociales, los más inmediatamente utilizables. La sexualidad es socializada; el compartir sexual de las actividades atraviesa todo el campo de la sociedad y de la cultura ; la potencia y el poder, los símbolos y representaciones, las categorías y los valores se forman primero según el referente sexual. La sexualidad tiene así una función agregativa, la antropología moderna la manifiesta bajo la diversidad de formas sociales y culturales, la teoría psicoanalítica la revela por lo que define su aprehensión propia del hombre.” [1]

Ya Freud nos enseñaba, nos hacía notar tres necesidades básicas en el humano: Respiración, Nutrición y Sexualidad. Sí, y es que, en lo que se refiere a la necesidad sexual, es ésta, con su ímpetu, la que justamente hace que un ser humano requiera de otros seres humanos, es decir, que sea llevado a la búsqueda del encuentro con los otros.

La sexualidad, y las formas de sexualidad, establecen a las civilizaciones, y cada civilización se ha visto en extinción justamente por su incapacidad para resolver el asunto del encuentro de unos con otros.

Por qué la sexualidad, entre las tres necesidades básicas, juega un papel tan crucial en la constitución de la civilización?. Sigmund Freud nos responde a la pregunta, dice que es la única necesidad, entre las tres básicas, que requiere de otro para su satisfacción.

Es por la sexualidad, es por el requerimiento del encuentro con el otro, que, se creo el lenguaje para comunicarse. Jacques Lacan, nos lo explica, este nacimiento posible del lenguaje. Los animales, responden a leyes fijas, que determinan sus ciclos sexuales. En éstos, cierta imagen y no otra, desencadena la respuesta sexual. Estas imágenes, entre los humanos, adquieren categorías diversas, pueden sustituirse una a otra, así como en una frase, un verbo puede ser sustituido por otro. Es como una escritura entonces. Una imagen x, puede ser sustituida por una imagen, x1, x2, x3 y así sucesivamente, hasta su borradura total.

Qué se transmite para un humano en una y otra imagen, x1, x2, x3…. Etc.? Un significante, algo se repite ahí. Eso que se repite es lo repetible, valga la redundancia, en otras imágenes. Y es también entonces, lo sustituible. Sólo en la sexualidad es posible esta sustitución. Y solo en la sexualidad, esta sustitución es reversible.

En la respiración requieres de aire para respirar y de un aparato fisiológico intacto que posibilite el proceso como en las plantas, recibir la luz del sol y transformarla en sabia, en alimento para su crecimiento. En la nutrición, no puedes alimentarte con imágenes, puedes soñar con un plato que te parece exquisito pero tal sueño, exige de su puesta en lo real, para satisfacer la necesidad nutriente que requiere el organismo para sobrevivir. En la sexualidad, las imágenes pueden generar satisfacciones al igual que su sustitución. No en vano el fetiche, por ejemplo. Qué imagen previa está un fetiche sustituyendo? Generalmente tiene que ver con lo fálico y la diferencia sexual admitida o no, por los humanos en cuestión. Segundo tema difícil en la historia de la sexualidad humana: aceptar la diferencia sexual anatómica como una ley inherente a la naturaleza. Y más aún, acceder, a lo simbólico, pudiendo concluir a la manera de Lacan, en lo real nada falta. Volveremos sobre este tema, en otro momento.

Lo que nos interesa por ahora, es pensar cómo, a partir de la necesidad de la satisfacción sexual, el ser humano crea el lenguaje, y con el lenguaje, se constituye él, en tanto que tal, como sujeto humano deseante, distinto que como objeto de goce del Otro.

Al sustituir una imagen por otra, ya se está en pleno en el lenguaje humano, lo decíamos antes, y en la capacidad de metaforizar eso que se repite insistentemente, y que da lugar en la metáfora a una imagen que la representa. Esta imagen puede ser nombrada, de distintas formas, generalmente, lo notamos por ejemplo, en la poesía. El poeta habla de algo que no menciona, pero está dicho entre líneas. Ese algo, metonímico, es el deseo, eso que no se menciona, eso que no se escribe, eso que… en fin, no cesa de no escribirse hasta su inscripción en el lenguaje. Es decir, cesa cuando sabemos de qué se está hablando, realmente.

Veamos un poema, de Ruben Darío (Nicaragua, 1867-1916).



QUE EL AMOR NO ADMITE CUERDAS REFLEXIONES[2].

Señora, Amor es violento,

Y cuando nos transfigura

Nos enciende el pensamiento

La locura.



Clara está la mente mía

De llamas de amor, señora,

Como la tienda del día

O el palacio de la aurora.

Y al perfume de tu ungüento

Te persigue mi ventura,

Y me enciende el pensamiento

La locura.



Mi gozo tu paladar

Rico panal conceptúa,

Como en el santo Cantar:

Mel et lac sub lingua tua[3].

La delicia de tu aliento

En tan fino vaso apura,

Y me enciende el pensamiento

La locura.


Pudiéramos decir, violento perseguir gozar que enciende el pensamiento. Este encender el pensamiento en imaginaciones, esta vez poéticas, en la pluma de un Rubén Darío, dice de cómo es, justamente, lo sexual, lo que inspira pero y que, en la pluma del poeta, el poeta lo trasciende…. Hablando de un real, no nombrado, pero inscrito en el poema mismo.

De eso se trata además, la función de lo humano, poner en palabras lo real, y, crear con ello, un mundo nuevo, uno que sea el nuestro por nosotros conquistado y creado y en él, que podamos vivir cada vez más, de nuestros mejores desencuentros.

Y luego no digamos que no es la sexualidad la que nos hace hablar, e incluso pensar, y acceder a nuevos y variados modos de conquistar el mundo con la palabra. El acceso a lo simbólico, como en el caso que narrábamos antes, sobre la diferencia sexual anatómica, allí cuando decíamos…. “y en lo real nada falta”, la falta es la presencia en lo simbólico de una lógica otra, diversa de la que puede percibirse con la mirada, una lógica que pueda escucharse en las palabras.

Pasamos de unos a otros objetos de satisfacción, espero respetado lector, que lo haya notado. Lo que se satisface realmente, son parcialidades de la pulsión, diría Freud, que son cada vez más elevadas, complejas, lingüísticas, por decirlo de algún modo, en la medida en que vamos también, superándonos, nosotros, a nosotros mismos. Pues la batalla es de uno consigo mismo, no es con los otros….!

Buen descubrir que realiza el psicoanálisis, de la tramitación que hagamos de nuestros desencuentros con los otros, depende que cada uno en sí mismo y pueda como el poeta, inscribir ese real que nos preexiste, y crear…. Nuevas y variadas posibilidades, de crear la vida, inspiradas en la-lengua (término lacaniano).

Qué es lo que hace que tengamos desencuentros, y cómo beneficiarnos de los mismos, si no, por el análisis personal? Por la tramitación de eso real que nos preexiste, a través de la palabras. Es decir, sabiendo que es lo que hace que en tal o cual espacio de relaciones entre los humanos, nos prestemos al desencuentro.

Único modo de inventarnos a nosotros mismos: en lo simbólico, somos eminentemente creadores, única forma de participar del amor, como eros universal.

Margarita Mosquera
Psicoanalista
Consultorio: 3168255369




[1] Georges BALANDIER [1920 - ] Ethnologue et sociologue français professeur émérite de La Sorbonne, Directeur d'études au Centre d’études africaines à l'ÉHESS. « Lo sexual y lo social, lectura antropológica ». “Le sexuel et le social. Lecture anthropologique”


[2] Ruben Dario, 31 poemas. Grijalbo Mondadori, 1998. Pg. 37.


[3] Traduce, “tus labios destilan néctar, miel y leche bajo tu lengua”. El verso corresponde al cantar de los cantares, Canto de Salomón 4, 11.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por su comentario.