miércoles, 31 de marzo de 2010

Falta deseo.

Falta deseo.

Quería conversar hoy, sobre la diferencia entre necesidad y deseo. Sobre qué es entonces, el desear, y el ser deseado. Y sobre el cómo podemos arreglárnoslas para superarnos a nosotros mismos, en nuestros encuentros con los otros.
¡Necesidad es diferente de deseo! Una cosa es necesitar y otra cosa muy distinta es desear.
Las parejas en el amor, pueden encontrarse tanto por necesidad, como por deseo. Si se encuentran por necesidad, apelan a algo que, en psicoanálisis, llamamos el fantasma, y se unen las gentes, se enganchan, por así decirlo por sus fantasmas respectivos.
¿Cómo es esto?
Sencillo, vivimos haciendo estos juegos, son juegos generalmente dramáticos y nos enredamos en ello.  No olviden, hay juegos que hacemos y que generan dramas. Es preciso salir de esos lugares fantasmáticos.
Veamos.
Nos relacionamos con los otros, con unos otros a quienes imaginamos en los otros y que,  en realidad, no son esos otros sino nuestro invento sobre los otros.
Está bien, que retahíla tan difícil para comprender. Veámoslo de otro modo. Creemos que el otro es un patán, nos relacionamos entonces con patanes, no porque los otros sean patanes, sino porque nosotros representamos en los otros, al patán.
No se confunda. Esta leyendo muy bien.
 Representamos en los otros, al patán. ¿Quién es el que hace de patán,  y como en espejo se ver representado en los otros? Nosotros. ¿No?
Si. Así, es, pensamos que el otro es un patán, y para defendernos del patán que imaginamos en el otro, nos comportamos como patanes.
Fácil, ¿verdad?
Haga el ensayo. Piense en lo que piensa de algún otro, del algún otro que le sea muy molesto. Ese que le cae muy gordo, como patada en… Y suponga que eso que piensa, es de su imaginación. No lo cree inicialmente, ¿verdad?  Ok. Está bien. Igual, juegue. Juegue y recree. Haga de artista incluso. Jugar a representar diferentes personajes, nos hace bien. Como mínimo reímos y si podemos reír, ya entonces, tenemos una parte del terreno ganado,
Piense eso que piensa del otro, y diga que es suyo. Haga de eso que piensa del otro, recree, haga el personaje y recuerde… en qué momento, comenzó a jugar de ese modo. Es un juego. ¡Sí…!  Como cuando de niños jugábamos a representar personajes y en ocasiones, nos quedamos siendo uno de esos personajes. ¿Recuerda?
Bien, esto nos sirve para aprender muchas cosas, una de ellas es que no somos lo que hacemos, lo  que hacemos es simplemente una tarea que cumplimos en la vida, no es profesor el que hace de profesor, tampoco es policía el que hace de policía, ni conductor quien conduce. HACEN DE…., NO SON LO QUE HACEN.
¿Estamos? ¿Va entendiendo el juego?
Es decir, el ser humano, pone su hálito de vida, su pulsión, su libido al servicio de los otros y hace de. En este hacer de…., puede representar en ocasiones, personajes no muy gratos y si se cree el cuento de ser, el personaje que representa, pues obviamente sufre.
Ahora estamos en capacidad de entender un poco más, qué es eso del fantasma.  Un enganche. Simplemente. El otro está iracundo, quién sabe por qué, y con quién, y como está mal encarado y yo soy la única persona que está ahí presente, creo que es conmigo.
Craso error. Y nos ponemos ahí, en el lugar del objeto de goce del Otro. Es decir, en el objeto para el cual, el iracundo, está lanzando sus armas. Es como en el ring, el área donde se desarrolla el combate de lucha libre. Entramos al ring, nos enganchamos en el malestar del otro, y…. ¡algo satisfacemos, en nosotros mismos..!.
Satisfacemos…….?  ¿Qué?,  ya lo(a) escucho diciendo… ¿pero y cómo podemos satisfacernos con algo que nos hace daño y nos pone tristes?
Detrás del momento en que entra al ring, en el instante previo, seguramente se dijo algo, usted, usted mismo “ahora este me va a armar la bronca, como siempre me pasa”, o algo se ha dicho a usted, respecto de usted mismo, algo como “siempre me agreden”, “soy un mequetrefe, no merezco más”, “me van a echar del puesto, me toca aguantar la pesadez de este jefe”, “no me voy a aguantar más, esta ves, me voy a defender”… etc. Etc. Etc.
Cuando se dijo cualquiera de estas u otras frases, ya entró en el ring, ya se puso como el objeto al cual el otro ¿“desea”, “necesita”? agredir.
Y ya que hablamos de ring, podemos hablar de partidos de fútbol, ¿cierto?, resulta que si alguno de los miembros propuestos para la lucha, no entra en el ring, o si alguno de los equipos dispuestos para un partido, no asiste, no hay ni lucha, ni partido, ¿verdad?.
Ok. Aquí volvemos al ejercicio que le decía antes, aquel de representar el personaje, que imagina que es el otro, ese otro que tanto le molesta. ¿Entiende ahora un poco más?  Espero que sí.
Y pero aún… De este modo se establecen parejas en el amor. Este es el modo del orden de la necesidad. Necesidad de castigar y ser castigados, necesidad de burlar y ser burlados, necesidad de criticar y ser criticados, necesidad de ver y ser vistos, necesidad de… etc. Etc. Etc. Tantos fantasmas como verbos hayan en el diccionario y otros inventados, hay. Y ahí satisfacemos una necesidad, la de “ser criticados”, “ser castigados”, “ser….”
Pero dijimos antes, que íbamos a aprender, el no ser. No somos. Solo ponemos nuestra energía vital al servicio de…
Y, así como ponemos nuestra energía vital al servicio del malestar, podemos ponerla al servicio de la cultura, ¿No es cierto?
Es decir, y como decía San Francisco de Asís, allí donde haya odio, siembre yo amor…ah!; si es que el santito sabía de psicoanálisis. Freud lo dijo, allí donde ello era, yo he de advenir. Lo dijo en otros términos, más científicos, pero es lo mismo. ¿Qué significa esto? Allí, adentro, donde siento el odio, la envidia, las pasiones bajas, puedo moderar mi energía vital y transformarla en lo que yo desee.
! Ah!; ¡por fin hablamos de deseo…..!
Y para hacerlo, tuvimos antes que reconocer que éramos seres en falta. ¿Cierto? Tuvimos que reconocer, que la dificultad, que el impase, está en nosotros mismos y no en los otros. Los otros tendrán sus propios impases y tendrán que resolverlos por si mismos. Nosotros resolvemos el nuestro.
Cuando nos reconocemos como seres en falta, entonces, tenemos la posibilidad de no entrar en el ring donde se juega la batalla del malestar, ni de ir al partido de fútbol donde se juega el malestar mismo con otros. Al decidir por nosotros mismos, en nosotros mismos qué hacer con nosotros mismos…….. Ya hemos ganado la batalla.
La batalla es con nosotros mismos, no con los otros.
El deseo, es algo del orden de la creación. El deseo es algo que siendo reconocido es aceptado o no, y al ser o no aceptado y nombrado por el sujeto que se reconoce en ese desear, se le da curso o no a ese deseo.
Tenemos derecho a decirle no, a todos los deseos que no están en el orden de lo que deseamos desear. Tenemos derecho a reconocer deseos que no deseamos desear. Es tan humano como cualquiera otra de las cosas que nos acontecen a los humanos, desear lo indeseable.
A algunos deseos en los que nos reconocemos deseando, queremos decirles no, porque no queremos desear, ese deseo que deseamos, porque consideramos que no es deseable desear ese deseo que deseamos. Y es entonces, cuando decidimos no entrar en el ring del campo de batalla, por ejemplo.
Es importante recordar que tampoco somos lo que deseamos. Lo que deseamos es una simple manera de nombrar lo innombrable, es decir, al deseo mismo, sea que este se halle aún en el estado de necesidad, es decir no reconocido aún por nosotros como nuestro, o que haya dado el paso al nivel del estado de deseo, es decir, allí, cuando nos reconocemos deseando ese deseo, sea que lo deseemos desear o no. Por eso es importante, nombrar lo que deseamos, para poder decidir si satisfacerlo o no. Además que,  como la palabra es un acto, a veces con solo nombrar lo que se desea, el deseo mismo ya queda satisfecho.
Una clave importante, es lo que se repite, en nuestras historias, por ahí, podemos continuar nuestras indagaciones personales. Es preciso, irremediable e inmediatamente, dejar de repetir… Y ES POSIBLE, ya, ahora, en el instante. Cuando al reconocer eso que no desea desear, puede entonces, decirse, EL HECHO DE DESEAR TAL DESEO O CUAL DESEO QUE NO DESEO DESEAR, NO ES RAZÓN SUFICIENTE PARA NO DECIRLE NO.
Algunas cuestiones más, y las últimas, pues creo que hemos cumplido el objetivo planteado al inicio: Conversar sobre la diferencia entre necesidad y deseo. Sobre qué es entonces, el desear, y el ser deseado. Y sobre el cómo podemos arreglárnoslas para superarnos a nosotros mismos, en nuestros encuentros con los otros.
¡SOMOS CREADORES!
¡TENGA CUIDADO CON LO QUE DESEA, PORQUE SE LE CUMPLE…!
 ¡EN LOS SUEÑOS SE REPRESENTAN SATISFACCIONES DE DESEOS REPRIMIDOS….!
Margarita Mosquera
Psicoanalista
Consultorio: 3168255369
Si tiene preguntas, envíelas al email. Con gusto estaré no respondiéndole pero sí, creando otros artículos en los que tratemos ese tema.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

gracias por su comentario.