lunes, 17 de diciembre de 2012

LOS PSICOANALISTAS EN EL DIVAN

 LOS PSICOANALISTAS EN EL DIVAN

Si supieran...
pero no lo saben...
ni quieren saberlo...
tienen miedo de encontrar lo peor...
y por no atravesar tal miedo...
se pierden de lo mejor:
ellos mismos...

Si supieran lo que se escucha en los divanes de los psicoanalistas, la música sagrada de lo inconsciente, la del sujeto constituyéndose en el acto de la palabra, entonces, estarían todos, metidos en estos espacios propios para las profundidades del saber sobre lo humano en nosotros. 

Es música sagrada, aquella que el sujeto humano ha ido creando al filo de los siglos, componiendo para constituirse como sujeto causado por su objeto, como sujeto deseante; la partitura de lo inconsciente cuyas notas no son otras que lalengua.

El niño pasa primero por lo arcaico, lo más arcaico, la filogenia manifestándose en la ontogenia, de ahí surgen mitos y leyendas, tema que trabaja el psicoanalista Jean Baptista Beaufils en su teoría del Cartucho vía los etnólogos, filósofos y educadores que han incursionado en el trabajo con la más pequeña infancia y la problemática de ésta, en este punto tendríamos también a las señoras psicoanalistas Melanie Klein, Françoise Doltó y al Sr Winnicott entre los más conocidos porque sus producciones han logrado llegar hasta nosotros.

Luego, el niño pasa por toda una serie de operaciones que bien podrían describirse como musicales, es un músico ahí afinando su instrumento, poniéndose cada vez más o menos cómodo en su arte de vivir. Es entonces cuando va creando al constituirse como sujeto, su objeto causa del deseo;  confundiéndose con el padre a veces, con la madre en otras ocasiones, sintiendo la incomodidad que genera lo inconsciente en su insistencia en hacerse saber, inconsciente que insiste como de algún modo diciendo, como buen director de orquesta que es: la cosa no marcha aún, es preciso que la melodía sea más armónica. Y el músico  entonces, ha de ponerse obligatoriamente, a la tarea de afinar instrumento (la palabra) y  partitura (significantes).

Pasa por los objetos articulados por Lacan en el grafo del deseo, ¡tal cual...! Doy testimonio de ello tanto más en cuanto mi tarea es trabajar en la teoría, creyendo no haberla elaborado lo suficiente y, no obstante, lo que escucho es Lacan en cualquiera que ocupe mi diván. Pasa el sujeto, reconstruyendo la historia de su infancia, por tales objetos (oral, anal, fálico, genital, mirada, voz) a la vez que por sus renuncias y sustituciones, para llegar un día a identificarse con el padre en la elección del objeto de deseo y enseguida, afirmarse como sujeto haciendo su metáfora paterna, DM/DP, deseo de la madre sustituido por deseo del padre, y DP/DSbarrado, deseo del padre sustituido por el deseo del sujeto, ahora barrado. Sujeto dividido.

Como una planta emerge el ser humano de la tierra madre, asiéndose de sus propios frutos como producto, y expresándose en ellos constituido. El humano, por fuera de la naturaleza, es determinado por lo inconsciente representante de ésta, por la lógica y movimiento de lo inconsciente que es la tierra madre pariendo a su hijo a cada instante, que es el padre mismo exigiendo rigurosamente del hijo dar su mejor fruto para luego, al ser recibido por el nido de la "cultura",  nido al que el sujeto dividido se articula por la palabra donándole sus productos y de este modo, interviniendo en ésta, preservar la vida. El sujeto se ase entonces de su propio nombre, de la construcción de sí mismo, del haberse parido a sí mismo.

El humano por fuera de la naturaleza se articula a la cultura a través de sus productos, sus creaciones con las que haciendo lazo social, irrumpe interviniendo y recreándola.

Estos son los humanos de los divanes de los psicoanalistas. Estos son los humanos creados por lo inconsciente, bajo el rigor de la ética del deseo, deseo que es del orden de lo real, ética que es del orden de lo simbólico.

No es fácil no obstante, asumir un trabajo como éste, se requiere de valor y de sensibilidad artística. Se requiere de amar tanto la vida como para oponerse al modo como políticas, ideologías y creencias pretenden "transmitirla".

Se requiere asumirse como mortal y querer que al partir definitivamente, las cosas sean un poco distintas de cómo se las encontró, que los hijos tengan un mundo más humano y habitable.

Se requiere haberse dado cuenta que la guerra no es contra los otros, sino que la primera batalla está ganada, al dar el paso de asumir el trabajo analítico como un regalo que uno se da a sí mismo, porque no se encuentra otra salida que su entrada.

Entrada en lo inconsciente propio, en las manifestaciones de esa estructura lenguajera que a cada instante nos dice, nos guía en el camino, aun cuando no queramos escucharlo.



En su asirse de su propia hechura.

Los espero pronto,



Margarita MOSQUERA ZAPATA
Psicoanalista
Tel: 2817046 // 3168255369
Itagüí, Antioquia, Colombia
http://analiz-arte.blogspot.com/
http://topsylac.blogspot.com/









  

viernes, 14 de diciembre de 2012

Una palabra basta.



Una palabra basta.



Por qué no acercarnos por ejemplo a la lengua francesa u otra lengua, en mi caso fui elegida por ésta, una que no nos es impuesta vía las dificultades económicas de todos, propias del capitalismo (?) 

Una lengua sólo es leida en otra lengua. 

Mi contacto con la lengua francesa me permite muchos otros significantes que, en mi lengua propia no alcanzaría. 

J'ai des espoirs à la place de désespoirs, por ejemplo, es imposible decirlo en español idioma en el que se diría -tengo esperanzas en lugar de desesperanzas-, pero, en español, la palabra desesperanzas, no tiene el mismo sentido que el "désespoirs" francés, sino otro, otro sentido que nos lleva a decir, "y también tengo desesperanzas en lugar de esperanzas". Sin que una y otra frase sean contradictorias.

Una palabra basta decía alvaro mutis. 



UNA PALABRA


Cuando de repente en mitad de la vida llega una palabra,
jamás antes pronunciada 
una densa marea nos recoge en sus brazos y comienza,
el largo viaje entre la magia recién iniciada 
que se levanta como un grito en un inmenso hangar,
abandonado donde el musgo cobija las paredes 
entre el óxido de olvidadas criaturas que habitan un
mundo en ruinas una palabra basta.


(...)


y Lacan nos enseña un retrueque entre no, no, no, tres negaciones que nos constituyen, no solo como identificaciones, renuncias, afirmaciones; goces a los que habría que renunciar (canibalismo, parricido e incesto), identificaciones a las que habría que decir no, como al decir: sé lo que no quiero aunque no sepa lo que quiero, pues al saber lo que no se quiere se habre (habre: havre, abra,) se habrá abierto, todo un abanico de posibilidades dentro de las cuales también habrán otros "no" para decir, y de donde resultarán las afirmaciones. 

Un no que se dice, es un sí que se pronuncia, si bien no a la manera histérica que cuando dice no está diciendo sí, sino en la realidad de una renuncia. 

Lacan nos la enseña, facilito, al iniciar su seminario 25. 

J'avais là un bon prétexte de ne pas faire mon séminaire, que je n'ai pas la moindre envie de faire. Bien entendu, malgré tout, ça ne serait qu'un prétexte. 

Tenía un buen pretexto para NO hacer mi seminario del que NO tengo las más minimas ganas de hacer,pero por supuesto, a pesar de todo, eso NO sería más que un pretexto.

Ayer conversándo con la señora que vende en el kiosko para ganarse la vida de ella y su familia, me contó cómo dejó de fumar. 

Dijo, 
- "luego de una fiesta, al otro día no quise fumar, me sentaba mal la trasnocha y el efecto de la bebida. Al día siguiente me dije, si ayer no fumé es porque puedo no fumar, entonces no fumo"
- Acto seguido, le dije gracias señora y no olvide lo que ha dicho. esta frase es de firmar. 

Y me fui pronto a casa, a leer dónde es que había leído en mis años juveniles, que lacan había dicho, no, no, no. y que creí en ese entonces, que en el texto desplegaba esta triple negación. 

Lacan, a mi manera de haberlo leído, lo cual no significa que lo haya leído sino que lo leí con esa lectura juvenil..., sólo habló de lo inconsciente, de esa lógica extraña que nos habita aunque no lo sepamos..., aunque no lo creamos (de creer)..., sólo habló de ese movimiento extraño de la palabra, en la palabra que lalengua es, lalengua es un ES que nos habita y nos determina hasta en lo más minimo de nuestro transcurrir. 

Lalengua es un ES que nos va siendo y que insiste en hacerse saber.

en fin... aquí les dejo por hoy.


Margarita MOSQUERA ZAPATA
Psicoanalista
Tel: 2817046 // 3168255369
Itagüí, Antioquia, Colombia

jueves, 13 de diciembre de 2012

El alma...? Sí….




El alma...?  Sí….


La pitié fait sortir des rayons de la pierre. 
Ayez pitié. Voyez des âmes dans les choses.
Ce que dit la bouche d'ombre, Victor Hugo (1802-1885)
La piedad hace que de las piedras salgan rayos de luz
Ten piedad, capta el alma de las cosas.
Victor Hugo


¡Pero si  lo sabemos!

Sabemos lo que es  y sin que lo nombrado como ciencia, nos lo diga...

Por poco que conozcamos de pintores, músicos, escultores o, psicoanalistas, podremos reconocer el trabajo de cada uno. Y entre ellos mismos, todos pueden hacer el mismo trabajo, con la misma teoría y los mismos instrumentos, pero… lo que sale de sus cinceles, de cada uno, es inconfundible.

Cada obra presenta el alma de su productor..., ¡su marca!

Incluso podrían no firmar y la firma está ahí, (-así como las mujeres de cada hombre que aun cuando no siempre ellos firmen sus obras, sobre todo aquellas ocultadas a los otros, es decir las que más tienen que ver con su goce sexual justamente, con lo más íntimo de los Hombres (–hombres y mujeres-), lo más intimo surge como síntoma tanto en sus damas como en sus obras y éstas van a transmitirlo. Sin saberlo, sin decirlo. Sabiéndolo, diciéndolo.

De este fenómeno resulta que la madre (R) es madre (S), (-es decir si es una mujer ante todo-) tanto en lo real como en lo simbólico al transmitir a sus hijos los síntoma del padre de éstos, el hombre de su goce.  Sin saberlo, a sabiendas.

Sin saberlo porque es el goce el que transmite. Y este se expresa sin que lo sepamos. Pero ahí en esa expresión hay ya, un saber: El saber de lo inconsciente, justamente. Y éste como la naturaleza misma, no perdona, no oculta, insiste en hacerse saber.  Lo que reina es lo inconsciente y, su goce lo transmite. El goce es lo que deja marca, rastro, impresión.  Lo que impresiona, lo que marca.

Del afán de capturar este rastro, aunque de manera deteriorada porque el capitalismo es perverso, surge la publicidad.  La publicidad pervierte la transmisión de la misma manera que lo nocivo del discurso del Otro del goce es justamente pervertir la ley, la ley del deseo. En la madre como en la obra, lo imaginario pervierte.

Lo que transmite la marca del espíritu de cada uno, del alma de cada uno, es el goce.  El goce es la marca publicitaria de cada uno y está en los síntomas, las obras, las mujeres.

La marca, su impresión, su rastro, lo que puede hacer síntoma en muchos hombres y mujeres, es lo que transmite como las madres, el nombre de los padres. Es lo que hacen las obras del psicoanálisis, sobras, restos, por ejemplo.

Son muchos los que,  atravesados por la marca “Psicoanálisis”, la marca de su experiencia analítica, van a producir obras que transmiten  los síntomas del psicoanálisis. Tanto los síntomas mortíferos como los que generan vida y permiten un bien-estar, un derecho a la vida. La ética de lo inconsciente.

La-s obras de los psicoanalistas entonces, transmiten la manera de hacer de lo inconsciente en todos, y dicen del trabajo de cada uno sobre sí mismo, del trabajo de cada uno sobre ese modo de hacer de lo inconsciente, sus leyes, su lógica a su través.

Con razón Derrida dice en algún lado, y es que hay que perdir perdón, cada que uno escribe algo, y yo agregaría, también cada que uno habla.

Como los músicos, los pintores, los artistas en general, cuando están puestos al trabajo, los psicoanalistas nos transmiten su técnica. ¿Cómo?  Simplemente en su forma de gozar con su arte. Es decir: trabajando.  Y con ese trabajo ellos se ganan la vida, no sólo el dinero para pagar sus cuentas, sino la vida, el goce de vivir… y de seguir produciendo sus obras, sus restos.

Somos más o menos obedientes de lo inconsciente, más o menos sujetados diríamos, sujetos de lo inconsciente entonces.

El alma es la forma como cada uno, en su propio camino, en su-s obras, va dejando el rastro de su trabajo sobre sí mismo, sobre lo inconsciente a su través, sobre su sujeción a la ley, la ley del deseo, su goce.

Es el modo como Freud, Lacan, y sus continuadores, han dado su aporte a la cultura que, en suma, podría resumirse en: El deseo articulado a la cultura. Es decir, Allí donde ello, goce mortífero era, la obra adviene y transmite un saber no sabido que insiste en hacerse saber.

Margarita MOSQUERA ZAPATA
Psicoanalista
Tel: 2817046 // 3168255369
Itagui, Antioquia, Colombia

martes, 11 de diciembre de 2012

torsion banda de Moebius