miércoles, 1 de julio de 2009

la severidad del superyó y las leyes

He aquí, alguna de mis reflexiones en estos días, justamente sobre la severidad del superyó, en nuestra civilización y a propósito del texto que me envía mi amigo Frans Tassigny, L’Assassinat manqué de la Psychanalyse (leer más abajo).

Hecho, este de la severidad del superyó, que extrajo Freud sin saberlo, del principio de placer, y del automatismo de repetición con el que Lacan comienza sus escritos (ver la carta robada).

Si ustedes leen de Dante, su Comedia, podrán reflexionar un poco sobre esa ley absurda de la cual los humanos hicieron fuerza de ley; es decir: no sólo las leyes imaginarias que son transmitidas por vía oral, y que no obstante son tan poco conocidas dado que permanecen, mientras no se las indague, inconscientes, sino también las leyes nombradas como jurídicas sobre las cuales se querría pensar que son simbólicas, pero que, nos damos cuenta, tenemos buenos ejemplo, no todas ellas, superaron el espíritu de castigo (c.à.d. lo imaginario y la real del automatismo de repetición), estas entonces, son leyes que no alcanzaron a acceder al lugar de lo simbólico y que es, justamente, este acceso, la función de lo jurídico frente al pueblo! Lo simbólico es el lugar a donde tendrían estas leyes, su destino final!

Con todos estos equívocos, los humanos de siempre y de todas partes, hacen día tras día sus tormentos.

Bien, expliquemos un poco más, Freud decía que había una cosa que la humanidad no había podido atravesar, sobrepasar, superar, un miedo terrible posiblemente, que dejó su marca en el fondo de su ser, en una capa del principio del placer cuya manifestación es la pulsión de muerte.

Esta capa es la más próxima a la conciencia, es decir de este punto desde el cual, los humanos dado que estamos dentro de nosotros, podemos informarnos sobre el exterior. Esta capa es la que tiene por función la censura.

Y la censura, ustedes lo saben muy bien, si han ido al fondo del océano, es única y exclusivamente, para proteger la vida.

O.k.. En la humanidad, en tiempos primordiales, pasó algo demasiado grave, cuyos rastros aún nos quedan dentro, esto, dado que es del orden de lo real, ocurre, sea que lo sepamos, lo creemos o no. Algo demasiado grave que la humanidad no ha podido aún superar y que debe hacerlo lo más pronto posible so pena de extinción, simplemente a causa de la guerra o lo que sea, enfermedades, sufrimiento en todo caso.

Sobre aquello de la función de los jurídicos, la de hacer acceder lo real a lo simbólico a través de formular la ley justa, esto quiere decir, que hay cosas de las que el humano sufre, sin saberlo y que, para ello, para descubrirlo, están las ciencias y las artes. Ciencias y artes a las que lo jurídico debería tener acceso a fin de calibrar, lo justo de la ley.

Eso real, en su acceso a lo simbólico, y a través de lo jurídico, adquiere estatuto de ley.

No es pues, función de los jurídicos, castigar o poner obstáculo a los descubrimientos que algunos humanos estamos dispuestos a realizar en beneficio de todos.

En efecto, el psicoanálisis que es tanto una ciencia como un arte, es de aquellas labores que no pocos estamos realizando, y de la que el ser humano se sirve para saber sobre sí mismo, sobre sus adentros, sobre las cosas que en sus adentros, ponen obstáculo a la vida.

Si lo jurídico hace caso omiso de este recurso eminentemente humano, simplemente, no está cumpliendo con la función para la cual fue creado.

Es imposible además, poner bajo interdicción, el trabajo humano sobre sí mismo…., éste se realiza, querámoslo o no, desde el mismo comienzo de la humanidad.

En lo que al psicoanálisis respecta, esta reflexión iría hasta el punto de decir que, cuando la interpretación, -- sea psicoanalítica, sea de la ley, o sea de la lectura que nosotros los del común, hacemos de la realidad--, es del orden de un juicio, se torna alusiva y por lo tanto perversa, este tipo de interpretación justiciera, no nos lleva, ya lo sabemos por la historia de la humanidad, sino al sufrimiento.

Y Francia con su historia de la monarquía, ya debería muy bien saberlo, y si no, por qué entonces, la república?

L’Assassinat manqué de la Psychanalyse

Préface de Bernard-Henri Lévy

Par Agnès Aflalo
psyché – éditions cécile defaut
Paris

Il arrive qu’une loi provoque la colère de ceux qu’elle voulait protéger. C’est ce qui s’est passé fin 2003 avec l’amendement Accoyer, dont l’intention était de réglementer l’exercice des psychothérapies au risque de faire disparaître la psychanalyse. Le public que cette loi était censé protéger risquait ainsi de se retrouver privé de certaines des libertés garanties par la démocratie.
De nombreux intellectuels, dont Bernard-Henri Lévy, ont perçu ce danger et ont immédiatement rejoint le mouvement des Forums psys organisé par Jacques-Alain Miller pour contrer cette attaque de la psychanalyse sans précédent en France. Il s’en est fallu de peu qu’elle disparaisse. Bien sûr la question se pose de savoir comment il a été possible d’en arriver là, et c’est ce que ce livre entend éclairer. Sans doute l’évaluation et le
scientisme cognitivo-comportementaliste qui infiltrent progressivement les savoirs et les détruisent ont-ils joué un rôle majeur dans cette affaire. Et l’Association internationale de psychanalyse, fondée par Freud pour protéger son invention a encouragé la cognitivisation forcée de la psychanalyse. La psychiatrie a quant à elle sombré dans l’obscurantisme hygiéniste du XIXe siècle et sa nouvelle recrue, l’épidémiologie, accueille
aujourd’hui des discours racialistes. Pourtant, plus l’évaluation accélère la marchandisation des savoirs et renforce le malaise contemporain, et plus la psychanalyse d’orientation lacanienne démontre son utilité publique. Car, Agnès Aflalo le montre ici avec clarté, elle est la seule à accueillir la singularité de ceux qui désirent s’y retrouver dans l’opacité de leurs symptômes.

Agnès Aflalo est psychanalyste, membre de l’École de la Cause freudienne et de l’Association mondiale de psychanalyse, psychiatre et ancien praticien hospitalier. Elle est directrice adjointe de publication du journal Le Nouvel Âne. Elle a enseigné au département de psychanalyse de l’Université de Paris VIII et est enseignante de la Section Clinique Paris-Ile-de-France. Elle a collaboré à des ouvrages collectifs tels que: La conclusion de la cure, (Paris, Éolia, 1994) ; Connaissez-vous Lacan?, (Paris, Seuil, 1997) ; Qui sont vos psychanalystes ?, (Paris, Seuil, 2002) ; L’anti livre noir de la psychanalyse, (Paris, Seuil, 2006), Scilicet, Les objets a dans l’expérience analytique, (ECF, Paris 2008) ; et à différentes revues telles que: Ornicar ?, Analytica, Quarto, La Cause freudienne, Mental, La règle du jeu, Cités.

source :
[ecf-messager] Parution : L'assassinat manqué de la psychanalyse
De : ecf-messager@yahoogroupes.fr au nom de Philippe Benichou (philelis@noos.fr)
Envoyé : mercredi 1 juillet 2009 14:40:40
À : ecfmessager (ecf-messager@yahoogroupes.fr)

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