A mitad del camino de la vida, 1
en una selva oscura me encontraba 2
porque mi ruta había extraviado 3en el "convito" otra de sus obras, dice que la mitad de la vida son los 35 años y, en uno de los cantos del infierno dice comenzar su viaje sobrenatural en 1300, de donde, suma resta y ya está. El dato sobre la mitad de la vida, acabo de enterarme remonta al Rey David, quien dijese: « Dies hominis septuaginta anni, les jours de l'homme sont de soixante-dix, ans. » Los días del hombre son de 70 años.
Dante nació en 1265 y se consideraban los treinta y cinco años como la mitad de una vida normal. La acción de la Comedia tiene lugar en la Semana Santa de 1300, dando comienzo, según la mayor parte de los intérpretes el Viernes Santo, 8 de abril, y acabará siete días después.
Quiero traer del Agora, a nuestro espacio, un pequeño aparte sobre el primer perido (1265-1290) de la
vida de Dante, luego encontraremos otros....
"Para comprender a Dante y sus obras, es importante ver en él algo distinto de un poeta platónicamente enamorado. El primer período de su vida no es sólo del amor, de la poesía y de las artes, sino también el de los combates y la guerra. Lo dijimos (antes), Dante era Güelfo. Sabemos que estos nombres de Güelfos y Gibelinos vinieron del imperio a cuyo destino Italia estaba atada por un lazo que la Santa Sede (de a poco) aflojaba, aunque sin querer quebrantarlo (11). Sin embargo nada es más múltiple y más oscuro que el sentido de estos dos nombres funestos, que ocasionaron la desgracia del país. Hubo unos Güelfos y Gibelinos en Florencia a partir del comienzo del siglo XIII: sólo los nombres eran nuevos; la cosa existía ya, desde los primeros tiempos de la independencia florentina. Las familias de los señores establecidos en los castillos, las familias imperiales y alemanas de origen, encontrándose abandonadas a su suerte, a consecuencia del debilitamiento del imperio, habían solicitado el honor de mesclarse con los ciudadanos oscuros de aquellas ciudades que crecían cada día en riqueza y en fuerza. Estas familias temibles por sus costumbres guerreras y poderosas por sus dominios y por sus propiedades en el campo, fueron en Florencia el primer núcleo del partido gibelino. La más orgullosa de todas ellas era la de Uberti. Entre éstos el audaz Farinata, levantándose fuera de la tumba de <ïeu> dios (dieu, lieu, ?), en el Infierno, interpela a Dante con el desdén de la provocación, y, Gibelino hasta en su infernal suplicio, le recuerda con un aire triunfante que exilió dos veces a los parientes de Alighieri. A lo que éste, siempre Güelfo, responde que los suyos le pagaron con la misma moneda, y si bien que los Gibelinos no volvieron nunca. Hubo que, para
amaestrar a este Uberti, arrasar sus casas, y es sobre el emplazamiento de sus moradas principescas, o más bien de sus fortalezas, que la república de Florencia tuvo su foro o su piazza, convertida más tarde en la plaza del Señorío.
Alrededor de esta aristocracia de origen extraño y militar vinieron para a enfilarse las familias a las que los acontecimientos echaron poco a poco hacia el gibelinismo. Primitivamente los Güelfos eran los jefes de la democracia florentina, sosteniendo la causa de los papas, de los que invocaban su autoridad en la necesidad, sabiendo resistir muy bien, incluso con las armas en la mano, cuando los papas no se casaban con sus intereses. A partir del día en que Nápoles estuvo en manos de una dinastía francesa, ésta fue otro aliado poderoso de un partido que tenía oro y el apoyo de las clases populares, pero que era más mercader que soldado. Los Gibelinos, más nobles, más guerreros, pero menos numerosos, no querían renunciar a las ventajas del poder. Como todos los partidos vencidos, contaron con el extranjero y llamaron a los emperadores de Alemania. Cubrían esta suerte de traición con un pretexto de legitimidad: El derecho de los emperadores a una cierta sombra de soberanía, lo que generalmente, no fue discutido. A finales del siglo XIII, los Güelfos, habiendo recurrido a los príncipes franceses, imitaron a los Gibelinos; emplearon los mismos medios aunque sin tener la misma excusa; y es a consecuencia del atentado contra la patria que Dante fue sacrificado. En el fondo, los Gibelinos se decían partidarios del imperio para matar a sus adversarios: su espíritu no era menos municipal ni menos estrecho que el de los Güelfos. El pensamiento de la monarquía
universal, la tradición romana, fue el sueño de un número muy pequeño de hombres superiores, santo Thomás, Dante y Petrarca en el orden filosófico, Charles-Quint y Napoléon en el orden (12) político.
El número de las familias güelfas o gibelinas de Florencia era casi igual; sobre doscientas o trescientas casas nobles y poderosas, los Güelfos contaban más o menos sólo con una sexta parte. Pero el pueblo, los "popolani", estaba como de costumbre del lado del partido más nacional y a favor de los hombres que se alejaban menos de su clase (la popolani) y de su condición social. El mismo nombre de Gibelino era sinónimo de traición y de aristocracia tiránica. Dante pues no fue Gibelino jamás, jamás aceptó el título, no conservó mucho tiempo la bandera bajo la cual las circunstancias lo forzaron de refugiarse. Fue un Güelfo moderado y patriota, pues Güelfos exagerados, guelfissimos como se diría hoy, se hecharon a perder, unos por odio, otros por codicia. En Campaldino, en la planicie dónde desemboca el valle estrecho de Casentin, el 11 de junio de 1289, Dante combatió a los Gibelinos que hacían una nueva tentativa para volver animados por las Vísperas sicilianas y por la muerte de su poderoso enemigo Charles de Anjeo. En el Vº canto del Purgatorio el poeta indirectamente recuerda que participó en esta batalla: estaba entre los "feditori", los que fueron encargados del ataque; tenía veinticuatro años. Este período de su vida termina con la muerte de Béatrice, en 1290.
En esta primera parte de la vida del poeta no podemos referir otras obras que una parte del "canzoni", los sonetos y las baladas, que fueron aproximadamente un total de ochenta, y que componen su "canzoniere". Su primer ensayo fue un soneto sobre una visión enigmática producida en el segundo parágrafo de la Vida nueva. Le tenía entonces, dieciocho años y proponía su enigma a los fieles de amor, como se decía entonces. Gran número de poetas respondió con otros sonetos, entre los cuales Dante distinguió al de Guido Cavalcanti al que llama en este pasaje "el primero de todos sus amigos". Estos problemas amorosos eran frecuentes en el siglo XIII; hay algunos en nuestro "Thibaut de Champagne"; los llamábamos nosotros, los "juegos-partidos". Las prometidas cuitas de amor no eran otra cosa."
de ustedes,
3168255369, medellìn colombia.
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